
La vi, me vio, nos vimos y por un instante fuimos solo nosotros y nadie más; quise preguntarle si estaba sola pero en realidad no era necesario, pude sentir como nos complementamos mutuamente, y quise dejar que nuestras emociones desplegaran sus alas y volaran juntas hacia el destino que fuere necesario; sin ataduras, sin límites hacia lo que sentíamos, hacia aquel impulso que nos hacia ir más allá, fuera de este mundo donde incluso no podían alcanzarnos ni nuestros propios pensamientos...
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