viernes, 19 de junio de 2015

LA MUJER Y EL LAGO

Como cada mañana, en aquél pequeño pueblo lleno de vegetación y tan retirado de todos que algunos podrían decir que estaba olvidado por la gracia de Dios,  Esteban se levanta con el canto de las avecillas que le indican que había llegado la hora de emprender las labores en el campo.  
- levantarse, ir a sus huertos, volver a casa, y estar toda la tarde escuchando la emisora nacional 100.2, que de hecho era la única que tenía cobertura en aquel recóndito lugar, hasta que era tarde en la noche; 8:30PM cuando ya era hora de irse a dormir junto a su compañera Marta,  con quién ya había procreado 3 hijos, pero ningunos vivían con ellos, todos ya habían crecido y procreado sus propias familias, y en más de una ocasión habían intentado llevárselos a vivir al pueblo, pero Pedro y Marta nunca accedieran antes estás propuestas; decían que en el campo nacieron y ahí estarían hasta el último día de sus vidas.
Una vez Juan, el hijo menor de Esteban los fue a visitar, al caer la noche y darse cuenta que la única voz que se escuchaba era la de ellos al hablar,  y la de los animales que habitaban aquellos montes en las noches, Juan le preguntó a su padre sino sentían miedo y que era  demasiada soledad para dos parejas de ancianos; Esteban solo observo a su pequeño hijo, tan engreído y sabelotodo, y sin inmutarse le pregunto; hijo mío,  te adoro; pero eres un joven muy ingenua  ¿Crees que el hecho de que vivas rodeado de personas no te hace sentirte solo? A veces, mientras más personas están a tu lado, mientras más personas quieres a tú lado,  es porque más vacío te sientes por dentro, cuando eres un ser pleno, no hay nada más placentero que estar contigo mismo,  al joven escuchar estas palabras de su padre solo le dijo; siii  papi tú y tus filosofías y le sonrió.

Las mañanas en aquél lugar eran todas básicamente iguales, Esteban al igual que otros vecinos solo esperaban los primeros rayos de luz para ponerse de pie e iniciar sus labores, Julia era la vecina más cercana, vivía aproximadamente 300 mts de distancia,  Con el Aurora del amanecer, todas las mañanas Julia se podía ver frente al lago, completamente sola, inerte, tiesa, solo observando aquel hermoso lago de aguas cristalinas, para Esteban esto era algo habitual como todas las demás cosas que eran parte de la rutina diaria, solo le saludaba y seguí el camino que estaba justo al lado del lago, pero un día,  Esteban sintió curiosidad de saber porque Julia hacía este ritual todos los días, sabía que era una intromisión de su parte, pues  pues el inmiscuirse en los asuntos personales de los demás era violar un código de ética no escrito que todos los que vivían en este lugar sabían, pero esto no limito a Esteban, y el mismo procedió:       
-¿Julia, disculpa mi interrupción, pero debo preguntarte algo, es posible?
Sin inmutarse, sin dejar que le hicieran aquella pregunta que era tan obvia y con los ojos empapados de lágrimas, Julia  giró hacía donde estaba Esteban y le dijo: 

-se que te parecerá extraño y algo ilógico,  pero es que llorar frente al lago me hace sentir que mis lágrimas son más pequeñas... 

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