Como
cada mañana, en aquél pequeño pueblo lleno de vegetación y tan retirado de
todos que algunos podrían decir que estaba olvidado por la gracia de
Dios, Esteban se levanta con el canto de las avecillas que le indican
que había llegado la hora de emprender las labores en el campo.
-
levantarse, ir a sus huertos, volver a casa, y estar toda la tarde escuchando
la emisora nacional 100.2, que de hecho era la única que tenía cobertura en
aquel recóndito lugar, hasta que era tarde en la noche; 8:30PM cuando ya era
hora de irse a dormir junto a su compañera Marta, con quién ya había
procreado 3 hijos, pero ningunos vivían con ellos, todos ya habían crecido y
procreado sus propias familias, y en más de una ocasión habían intentado
llevárselos a vivir al pueblo, pero Pedro y Marta nunca accedieran antes estás
propuestas; decían que en el campo nacieron y ahí estarían hasta el último día
de sus vidas.
Una vez
Juan, el hijo menor de Esteban los fue a visitar, al caer la noche y darse
cuenta que la única voz que se escuchaba era la de ellos al hablar, y la
de los animales que habitaban aquellos montes en las noches, Juan le preguntó a
su padre sino sentían miedo y que era demasiada soledad para dos parejas
de ancianos; Esteban solo observo a su pequeño hijo, tan engreído y sabelotodo,
y sin inmutarse le pregunto; hijo mío, te adoro; pero eres un joven muy
ingenua ¿Crees que el hecho de que vivas rodeado de personas no te hace
sentirte solo? A veces, mientras más personas están a tu lado, mientras más
personas quieres a tú lado, es porque más vacío te sientes por dentro,
cuando eres un ser pleno, no hay nada más placentero que estar contigo
mismo, al joven escuchar estas palabras de su padre solo le dijo;
siii papi tú y tus filosofías y le sonrió.
Las
mañanas en aquél lugar eran todas básicamente iguales, Esteban al igual que
otros vecinos solo esperaban los primeros rayos de luz para ponerse de pie e
iniciar sus labores, Julia era la vecina más cercana, vivía aproximadamente 300
mts de distancia, Con el Aurora del amanecer, todas las mañanas Julia se
podía ver frente al lago, completamente sola, inerte, tiesa, solo observando
aquel hermoso lago de aguas cristalinas, para Esteban esto era algo habitual
como todas las demás cosas que eran parte de la rutina diaria, solo le saludaba
y seguí el camino que estaba justo al lado del lago, pero un día, Esteban
sintió curiosidad de saber porque Julia hacía este ritual todos los días, sabía
que era una intromisión de su parte, pues pues el inmiscuirse
en los asuntos personales de los demás era violar
un código de ética no escrito que todos los
que vivían en este lugar sabían, pero esto no
limito a Esteban, y el mismo procedió:
-¿Julia,
disculpa mi interrupción, pero debo preguntarte algo, es posible?
Sin
inmutarse, sin dejar que le hicieran aquella pregunta que era tan obvia y con
los ojos empapados de lágrimas, Julia giró hacía donde estaba Esteban y
le dijo:
-se que
te parecerá extraño y algo ilógico, pero es que llorar frente al lago me
hace sentir que mis lágrimas son más pequeñas...
0 comentarios:
Publicar un comentario