-amor quiero contarte algo.
- ¿ahh si amor y que es?
-¿tienes tiempo para olvidarte que se hace tarde de para ir a
trabajar y escucharme?
- si amor te escucho
-¿amor déjame prepararte algo de té, estas cómoda?
- sí, amor lo estoy!
-ok pues te cuento:
Ayer deje mi mente volar, fue algo complemente extrañado y
diferente a todo lo vivido antes, fue lo sublime de sentir un pasado en el
presente; en aquel vuelo viaje por la psiquis de un joven simple que ahora es
un hombre; vi sueños, deseos, esperanzas, momentos de eufórica y alegrías
generadas por cosas que se convertirían en habituales después: ver el mar por
primera vez, abrazar a mi madre luego de varias horas sin estar con ella, jugar
con mis hermanitos, saber que solo existía y era feliz; sin nada que me
preocupara, sin nada en que pensar solo existir.
Continúe aquél viaje y a medidas que avanzaba también vi como fue
la historia de mi primer amor, aquél primer beso un día de verano al lado
del arroyo, la primera vez que pude comprender el significado de esa
palabra y mi primer corazón partido.
En ese momento quise parar, estaba eufórico, asustado, deprimido y
alegre a la vez, mi sensatez fue sucumbida por la inevitable
irracionalidad de ser siempre positivo y continuar el camino aunque
no pueda sentir los pies, aunque sea necesario crear ese camino, aunque no
tenga pies y deba imaginarme que sí tengo para poder continuar; en fín, deje a un lado todas esas emociones y de nuevo
volví a verme dentro de mí mismo.
Una vez pasé esa etapa pude comprender que todo lo que soy, todo
lo que fui, todo, absolutamente todo lo que seré depende solo de una persona...
de ese ser maravilloso que radica dentro de mí pero que pocas veces puedo
mostrar pues ni yo mismo se que existe.
Al despertar de ese sueño me sentí completamente un ser pleno,
lleno de vida, orgulloso de cada decisión tomada, pues cada unas de ellas me
han traído aquí, al hora, a este momento, a tu lado...
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