Solo me observó,
nos observamos, nuestras
miradas se rozaron por un simple instante mientras a nuestro al rededor
ya nada parecía importar... Sigilosamente me le acerque confiado en
que todas y cada unas de las tantas preguntas que habían
quedado inconclusas serían respondidas justo en ese instante.
Habían pasado cientos, miles,
millones de años, o solo algunos
segundos cuando nuestros ojos se quedaron conectados como
en un trance ilógico e irracional de pretender hablar
con nuestras miradas, de momento, todo
aquello quedo a un lado, quizás al ver lo absurdo de ese proceder ohh tal
vez porque habían cosas que si debieron ser expresadas en otros términos, fue justo en ese instante
cuando se puso frente a mí y despacio apoyo sus manos en mis hombros y
acercando sus labios a mis oídos me susurro; la estrella del horizonte no
cambia, su majestuosidad le permite siempre brillar con la misma intensidad,
pero esa estrella me pertenece sólo a mí y se la doy a quien yo quiera...
"Es tuya"
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