Una noche del mes de abril, una pareja de
novios se encuentran conversando tendidos en la hierba mientras observaban las
estrellas, de repente el joven enamorado gira hacia donde se encuentra aquella
chica, la princesa de sus ojos, el yang de su yin, el océano de su río, en
palabras más simples; la chica la cuál amaba en el sentido más amplio que esa
palabra pudiera significar, y tomándole las manos le dice:
Quiero besarte, sentir tus labios en los
míos e irnos a volar juntos, lejos de aquí; hacia ninguna parte, perdidos
dentro de nosotros mismos, un lugar donde estemos solos para así poder amarte.
La chica lo observa fijamente a los ojos
y con un gesto tierno y decidida toma sus manos y le dice:
-No, esta noche no quiero tus besos,
solo quiero abrazarte... sé que han habido soles en estallidos y lunas gélidas,
momentos, instantes que han parecido ser eternidades por el simple motivo de
poder besarte, pero hoy no quiero tus besos, solo quiero abrazarte, no
dudes al mirarme, la pasión aún existe, la llama aún arde, aún te pienso a cada
instante, es imposible no hacerlo, formas parte de mi, de la parte más hermosa,
simple y pura, de ese pléyades de emociones que forman mi todo, pero hoy no
quiero tus besos, solo quiero abrazarte; abrázame fuerte, abrázame duro,
abrázame como si tu último aliento de vida estuviese dentro de mí y quieres
ponerlo fuera para seguir existiendo, no me importa que el tiempo pase,
es solo a tú lado que quiero quedarme... pero no amor, esta noche no quiero tus
besos, esta noche solo quiero abrazarte...!!!
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