Imagen Por Santiago Drullard |
Hojas en blanco, corazones rotos, mentes que vagan sin rumbo
en busca de respuestas, puertas cerradas y calles de doble vías infestadas de vehículos
que vienen y van en busca de sus destinos, mientras otros continúan solos,
moribundos, varados a un lado de la acera como espectadores de una realidad cruel y despiadada que les golpea más fuerte
cada día, una realidad donde llorar no sirve de nada, donde quedarse inerte o
avanzar tienen como única diferencia dejar de existir o seguir existiendo, una
realidad donde todas tus historias deberán ser narradas por ti, ya que las
calles y las aceras jamás han tenido memoria.